Desde el primer encuentro con Ely y Victor, supimos que su boda debía ser más que una celebración: debía sentirse como entrar en un mundo mágico, íntimo y fuera del tiempo. Ellos soñaban con una noche que no solo se viera hermosa, sino que se viviera como una experiencia. Así nació esta puesta en escena, un jardín encantado de lujo, donde la elegancia clásica y la exuberancia de la naturaleza se dieron la mano para contar su historia de amor.

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El espacio en Marina Riverside de Casa de Campo fue completamente transformado bajo un concepto envolvente. Un cielo verde de follaje y flores suspendidas con aves en cristal crearon un efecto de bosque encantado, mientras que un muro de luces titilantes al fondo simulaba un cielo estrellado bajo techo. Al centro, una imponente torre de pastel emergía como escultura protagonista, rodeada de caminos de vegetación y una angelical figura alada que parecía custodiar el corazón del salón.

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La atmósfera fue etérea y romántica desde el primer momento: velas encendidas en cada rincón, arreglos florales en tonos blancos, verdes y toques dorados, todo acompañado de una selección musical instrumental suave que fue subiendo en intensidad a medida que avanzaba la noche, culminando en una pista llena de alegría. El mobiliario combinó texturas naturales y elegantes: mesas de madera noble, sillas de estilo clásico y tapicería acogedora que invitaba a la conversación íntima. 

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Para Ely y Victor, este no fue solo el día de su boda: fue el inicio de su vida juntos, rodeados de belleza, simbolismo y la magia de un entorno diseñado para emocionar. Fue un privilegio crear un universo donde su amor pudiera florecer.